Se le acabó el cambio

La Sociedad se decepcionó de sus formas indelicadas y el chantaje de su poder.

Nos dimos cuenta que usted no resultó ser el hombre con el talante y la talla de estadista que nuestro país necesita. Usted tampoco ha entendido que el problema es el agotamiento del mito caudillista y los gobiernos absolutistas; usted es más de la misma miseria moral que arrastra por dos siglos la clase política clientelista, putrefacta y sin principios que concentró el poder en la figura de un monarca caprichoso, atrincherado en su vanidad y en el poder de la burocracia, que en su caso resulto peor de inepta, inexperta, desnudó su individualismo egoísta y dejó al descubierto su fracaso de lider, pues usted en 30 años se obsesionó con ser Presidente, pero no armó un equipo para rendir en la difícil tarea del Gobierno.
Gobernar requiere consenso técnico, comunicar adecuadamente, proceder con respeto por las formas establecidas, persuadir a los contrarios, convencer a los que dudan y deleitar al mayor numero de seguidores posible. Usted se ha creado la fama de tipo perezoso, oscuro, incumplido y chambón que ha perdido toda credibilidad como demócrata y roza peligrosamente con indicios de dictador los linderos de una tiranía.

Su aparente Inteligencia, se despiporró en una combinación extraña de la elocuente obsesión mesiánica inspirada en un Bolívar megalómano y el perverso discurso polarizante del
odio de clases, que no le funcionó para modernizar la desvencijada teoría marxista de la dictadura del proletariado, por cierto, instrumentalizado por usted abusando del gran desconocimiento de las ordas fanáticas que se alimentan de las promesas incumplidas, del odio y las pasiones que les transmite su caudillo victimizado y encerrado en su propia incapacidad de gestión y de solución estructural a los problemas que prometió resolver.

No se soluciona la crisis estructural de una sociedad decadente en 4 años, menos reproduciendo irresponsablemente los vicios de la política rancia, la financiación espuria de la elección, el aumento de la ineptocracia, la imposición de ideas sin admitir la contradicción, el gasto oneroso del séquito, la repartición irresponsable y afanosa de dádivas sin sostenibilidad futura, el descrédito a los demás poderes, el irrespeto al orden legal y el abandono al ejercicio del consenso para reconfigurar la bicentenaria estructura centralista de la
nación, que es el pecado original de la corrupción Colombiana, la bancarrota moral, el asistencialismo, la quiebra de la economía, la mala planeación del territorio, el desaprovechamiento de los recursos, la prostitución de la justicia y la causa estructural de todos los vicios de la sociedad.

Recuperar la virtud en la república y modernizar las instituciones que deben prestar los servicios fundamentales con calidad para la gente, estriba en un nuevo diseño constitucional, no a su amaño caprichoso y narciso para implantar ideas vetustas de regímenes opresores, sino en la reingeniería de una estructura de administración moderna, eficaz, con capacidad de transformar recursos en riqueza monetaria, social y ambiental, sin adoctrinamientos ideológicos sino mediante el rigor de los datos y la comprobación de los resultados con indicadores objetivamente verificables.

Un nuevo régimen, no debe hacer apología al redentor omnipotente, encarnado en un presidente todopoderoso, sino en una fortaleza representativa de todas las fuerzas vivas de nuestra sociedad reunidas en un Parlamento técnico y distinguido por la excelente formación política, la dignidad de su elección el conocimiento de los problemas y su capacidad de consenso para confiar la solución de estos a un Primer Ministro, excepcional ejecutor con las competencias necesarias y la legitimidad del pueblo para hacer cumplir los fines esenciales del Estado.

Su tiempo se agotó, el soberano se expresó en la calle y la república necesita avanzar respetando las reglas, enalteciendo la libertad y buscando la felicidad para Todos.

Robinson Giraldo Mira.
Colombia Federal
@GiraldoMira_Rob

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