Este jueves 9 de noviembre, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) liberó a Luis Manuel Díaz, padre del destacado futbolista Luis Díaz, ícono de la Selección Colombia y del fútbol internacional.
Después de 13 días en cautiverio en las selvas de La Guajira, Serranía del Perijá, fue entregado a una comisión humanitaria de la Iglesia Católica y posteriormente trasladado en helicóptero a Valledupar.
La noticia fue confirmada por la delegación del Gobierno Nacional en la Mesa de Diálogos de Paz con el ELN, expresando alegría por su liberación y agradeciendo a las autoridades, la Misión de Verificación de la ONU, y la Conferencia Episcopal por su apoyo.
Frente al proceso de paz, la liberación de Díaz plantea una situación crítica, instando a tomar decisiones que eliminen el secuestro, un tema que se vuelve insostenible para el grupo guerrillero.
El Gobierno, en un comunicado, señaló que la discusión sobre financiamiento debe postergarse hasta aclarar los términos de la incorporación política del ELN en el escenario postconflicto.
El secuestro, que generó indignación en todo el país, ocurrió poco después de la instalación de la mesa de negociación de paz. Los padres de Luis Díaz fueron abordados por hombres en motocicletas en una estación de gasolina el 28 de octubre.
Aunque la madre fue liberada horas después, el padre permaneció en manos del ELN. El grupo guerrillero admitió su retención y anunció el inicio del proceso de liberación el 3 de noviembre, considerando un error la retención.
El jefe máximo del ELN, alias Antonio García, expresó que Luis Díaz es un símbolo de Colombia y lamentó el suceso. El general William Salamanca lideró un amplio operativo de búsqueda con más de 230 hombres y la participación de pastores entrenados en rastreo.
La liberación de Díaz resalta la complejidad del proceso de paz y plantea desafíos para eliminar el secuestro como práctica del ELN, que hasta ahora ha sido una fuente de financiamiento para el grupo guerrillero.
El comunicado del Gobierno subraya la necesidad de abordar la cuestión del secuestro y el financiamiento en futuras negociaciones, pero solo después de aclarar los términos de la incorporación política del ELN.
Este suceso pone de manifiesto la urgencia de decisiones contundentes para avanzar en el proceso de paz y eliminar prácticas que socavan la confianza en la mesa de negociación.
La liberación de Luis Manuel Díaz, en medio de tensiones, destaca la complejidad de alcanzar un acuerdo duradero y plantea desafíos significativos para la reconciliación y la construcción de una paz sostenible en Colombia.