En las pintorescas islas Galápagos, hogar de las emblemáticas tortugas gigantes, una sombra se cierne sobre su supervivencia. La Fundación Científica Charles Darwin reveló, este miércoles, que estas majestuosas criaturas enfrentan una amenaza inminente: la ingestión de plásticos.
La isla más poblada, Santa Cruz, con sus 15,000 habitantes, se convierte en testigo silencioso de la tragedia. Investigadores de la FCD, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, el Zoológico de San Louis, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad James Cook se unieron en un estudio sin precedentes.
Las tortugas gigantes del oeste de Santa Cruz (Chelonoidis Porteri), clasificadas como «en peligro crítico» por la UICN, son las protagonistas involuntarias de esta triste historia. El estudio, parte de la tesis de licenciatura de Karina Ramón, nacida en Galápagos, revela un oscuro panorama.
Más de 5,500 muestras fecales fueron analizadas en áreas urbanas y sus alrededores, donde las tortugas se cruzan con la actividad humana. En contraste, más de 1,000 muestras de zonas protegidas del Parque Nacional Galápagos ofrecieron un respiro de esperanza.
Los resultados son reveladores: las tortugas consumen desechos humanos con mayor frecuencia en áreas intervenidas por el hombre. En las cercanías de Santa Cruz, se hallaron 590 objetos de desecho en los excrementos, evidenciando la trágica realidad que enfrentan estos majestuosos animales.
El plástico lidera la lista de materiales encontrados, representando un asombroso 86.3% de los residuos. En una misma muestra fecal, la diversidad de objetos descartados es preocupante, desde tela hasta metal. La Fundación subraya que el aumento poblacional y turístico en Galápagos agrava estas presiones antropogénicas.
Karina Ramón, autora principal del estudio, alerta sobre los riesgos. Las tortugas gigantes pueden tardar hasta 28 días en digerir lo que consumen. La ingestión de desechos no orgánicos podría desencadenar efectos negativos, desde lesiones hasta cambios hormonales debido a los componentes químicos presentes en el plástico.
Este estudio, el primero en su tipo, cuantifica la amenaza que representa el plástico para una especie terrestre tan emblemática. Santiago Ron, coautor y profesor de la Universidad Católica, destaca la importancia de las áreas protegidas en el Parque Nacional.
El contraste es claro: en las zonas protegidas, la exposición a desechos es mínima. Sin embargo, en las áreas pobladas persiste un problema ambiental que amenaza no solo a las especies en peligro crítico, sino también a la salud humana en estos ecosistemas frágiles.
En 2015, Galápagos implementó regulaciones para prohibir varios artículos plásticos de un solo uso, pero la eficacia aún es limitada. Ron señala que a pesar de las medidas, la cantidad de plástico desechable en Galápagos sigue siendo preocupante.
Galápagos, un laboratorio natural que inspiró la teoría de la evolución de Darwin, enfrenta ahora una evolución indeseada: la lucha por la supervivencia frente a la contaminación plástica. En 1978, las islas fueron declaradas patrimonio natural de la humanidad; hoy, su legado se desvanece en plástico.