Medellín, en el 2023, se ha convertido en una urbe donde el simple acto de residir se torna casi utópico. Los arriendos, desbordados en costos, generan un clamor virtual de miles que ven mermadas sus opciones de alojamiento.
En un reciente informe de EL TIEMPO, David Mercado destaca un incremento alarmante en los arriendos. A finales del 2022, el valor por metro cuadrado rondaba los $5,9 millones, para marzo del 2023, escaló a $6,4 millones, superando incluso a Bogotá.
Tres Razones que Desatan la Tormenta Habitacional:
Eduardo Loaiza, gerente de Camacol Antioquia, desentraña la problemática. La topografía, primera barrera, convierte a Antioquia en un cañón estrecho y alargado, encareciendo la construcción y los arriendos.
Los retrasos en proyectos, la segunda razón, prolongan la espera de nuevas unidades habitacionales. La tasa de crédito para constructores saltó del 16 al 22 % tras la pandemia, dilatando la viabilidad económica de proyectos inmobiliarios.
Turismo y Plataformas Digitales: Una Doble Espada
La tercera razón, y quizás la más controvertida, se halla en el turismo y plataformas digitales. Medellín, atractivo para teletrabajo y turismo, seduce a extranjeros que, mediante plataformas como Airbnb, desplazan a ciudadanos locales en los arrendamientos.
Aunque el turismo es bienvenido, el crecimiento de plataformas digitales afecta a los ciudadanos al privarles de arriendos a largo plazo. La preferencia por alquileres temporales desplaza el mercado y genera desigualdades.
Desafíos Urbanísticos y Económicos:
Loaiza argumenta que Antioquia enfrenta desafíos únicos. La topografía compleja y la escasez de suelo aumentan los costos de construcción, lo que, sumado a las altas obligaciones urbanísticas, eleva los arriendos.
La demora en proyectos habitacionales, impulsada por un aumento abrupto en la tasa de crédito para constructores, agrava la crisis al limitar la oferta de viviendas en alquiler.
Soluciones en el Horizonte:
Ante esta encrucijada, la ciudad busca soluciones. La revisión de políticas urbanísticas, la agilización de trámites y la incentivación de proyectos habitacionales podrían ser vías para revertir la tendencia.
Asimismo, el Gobierno local trabaja en medidas para equilibrar el flujo de extranjeros y garantizar que el turismo no se traduzca en desplazamiento de residentes locales.