Por: Robinson Giraldo Mira
Promotor Colombia Federal – Excandidato Gobernación de Antioquia.
rgiraldomira@gmail.com
Ayer Lunes 3 de Junio, en una entrevista dirigida por Daniel Coronel y Federico Lara, de la revista Cambio, el presidente de la república Gustavo Petro, respondió en medio de incomodas preguntas, las inquietudes que muchos colombianos aún no tenemos claras por el nivel de ambigüedad propias de un proyecto de gobierno, al que sus promesas y deseos de cambio estructural, lo cogió la noche y se ha visto superado por improvisaciones erráticas, la pérdida de confianza, la violencia de grupos armados, el pobre desempeño fiscal, la contracción de la economía, los cuestionamientos de legitimidad por los estruendosos escándalos de soborno al congreso, la corrupción en el gobierno y en su círculo familiar. Es decir, una acumulación de mil problemas sin resolver, con ideas quizá bien intencionadas pero tramitadas chambonamente, que polarizaron la nación y tienen desesperado al presidente, inventando fórmulas.
Ha sido tan traumática y mal planteada la agenda del gobierno, pues este, muy propio de su estilo monárquico, utilizó la falacia de un “pacto histórico” como fin para subir y lo desechó como medio para tramitar sus políticas y ahora paga las consecuencias, cual niño frustrado, buscando justificarse con el pasado de Uribe, Santos o Duque y pegándose del acuerdo de paz con las Farc, como tabla de salvación ante el fracaso del plan de desarrollo.
Y es que, con su concepto gaseoso de invocar el poder constituyente, anda “rauleando” de tarima en tarima, cual monarca en apuros sin hallar manera de expresar el proceder idóneo para hacer una constituyente y tramitar sus reformas o darle oxígeno al acuerdo de paz, invocando la materialización eficaz de la verdad judicial, la reforma agraria, la transformación del territorio, la reforma a la justicia y el perdón social, discurso acomodado hábilmente que le sirvió para refugiarse como jefe de Estado, pues, va rajado como jefe de gobierno dejando indeterminada la idea de acudir a la ONU y al Consejo de Seguridad para exigirle al Estado Colombiano, – representación que está ejerciendo hace dos años, – el cumplimiento de dichos acuerdos.
Pues, muy acertada es la idea, – ¡la comparto! – e invito públicamente al presidente, proceder con el apoyo de la misión de verificación en Colombia, solicitar oficialmente en el consejo de seguridad de la ONU, al departamento de asuntos políticos y de consolidación de la paz, una comisión técnica que se encargue de verificar si el incremento de los ataques a la población civil y la fuerza pública, la pérdida del control territorial y el fortalecimiento de las organizaciones criminales, las fallas de la inteligencia y los errores de despliegue táctico de la fuerza pública, obedecen a la negligencia y acciones deliberadas del gobierno para provocar el caos y justificar los estados de excepción para gobernar mediante decretos presidenciales.
Que esa comisión verifique si la constante agitación populista del presidente al poder constituyente, violenta el orden constitucional de la república y si los pronunciamientos como jefe de gobierno van en contravía de su doble responsabilidad como jefe de Estado, afectando la unidad de la nación, la armonía social y el deterioro progresivo de la economía del país. Que dicha comisión verifique, si las acciones del gobierno y sus funcionarios han sido diligentes para proporcionar alternativas a la juventud, su inserción en el mercado laboral, la creación de oportunidades de servir en el territorio, emprender en la economía digital, turismo, ecología y demás programas.
Que se verifique la responsabilidad del presidente y los ministros, en los presuntos sobornos al poder legislativo para la aprobación de las reformas, pues estas prácticas desnudarían un repugnante régimen de corrupción estructural y de resultar cierto, que sea esta comisión la que solicite la presencia del comité especial de descolonización – C 24 – de la ONU , para que estudie si las excesivas facultades del presidente y la concentración del poder, convierten el hiper presidencialismo en una de las formas de colonización existentes que nos ha obstruido el camino a mayores niveles de progreso económico y por lo tanto se requiera uns transición a un nuevo régimen.
Que la comisión verifique si la fiscalía está actuando con celeridad, de manera imparcial y sin presiones del presidente, para recibir las declaraciones de los funcionarios de la UNGRD, y proceder en las investigaciones, pues estos hechos recientes de megacorrupción son causas estructurales que reproducen el conflicto y perpetúan el circulo vicioso de exclusión, miseria, atraso y violencia.
Que, ante el colapso moral y estructural del Estado y la necesidad de desactivar un peligroso escenario de guerra civil, se evalúe el establecimiento de un Consejo Nacional de Transición, de manera objetiva, imparcial, neutral e independiente validado por el consejo de seguridad de la ONU para concertar las reformas, estabilizar la economía, concretar los procesos de paz con FARC Y ELN, y darnos un nuevo orden constitucional de consenso y mayor estabilidad política. www.noticiasampm.com
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